El rendimiento de la nueva y sorprendente pareja de centrales es una de las claves de este Levante de Miñambres para volver a recuperar sus opciones de ascenso.
Si al fútbol le gusta esconder de vez en cuando sus cartas, guardó la de la pareja de centrales Dela-Maras en lo más profundo del mazo. Quién nos iba a decir que estos dos iban a opositar para convertirse en un dúo mítico de centrales de culto para el levantinismo.
El madrileño no tiene nada que ver con el defensa dubitativo y fuera de sitio de principios de temporada. Y Nikola, pese a sus limitaciones, es un tipo duro, identificado con el club y comprometido, que lo da todo en el campo (antagónico con Rubén Vezo). Aunque describir a un central serbio como “duro” resulta redundante. Va intrínseco en su ADN.
El modo de funcionar en el área del jugador serbio podría equivaler a cómo se manejaban en la antigua Roma los escoltas de Atellus, corpulentos libertos germanos sobre los que escribe Santiago Posteguillo: “mataban y luego preguntaban. Nunca cambiaban ese orden. Era gente de costumbres arraigadas”. Es uno de esos defensores del área a ultranza, dispuestos a que alguien pase por encima de ellos antes de permitir que hagan daño a la red de su portería. Andrés Fernández se siente más seguro con estas bestias por delante.
Por si fuera poco, De la Fuente se ha convertido en el goleador inesperado del Levante en este primer trimestre de 2024
Maras nos recuerda a un célebre central en la antigua regional preferente que cuando jugaba en casa se acercaba al delantero centro rival unos minutos antes de empezar el partido y, con el debido respeto, casi amistosamente, le señalaba el área pequeña y le decía con voz engolada: “Esa de ahí es mi casa, y no me gustan las visitas”. Después, se retiraba a sus dominios, haciendo estiramientos de última hora, como si nada. La anécdota podríamos imaginárnosla perfectamente atribuida a Sergio Ballesteros, espetándole en la cara al mismo CR7 algo así como: “Esta es mi casa, así que aquí me llamas papá”.
El rendimiento del tándem Dela-Maras, con el polivalente Alex Muñoz cubriendo el flanco izquierdo, es una de las causas evidentes de la recuperación del Levante para la pelea por el ascenso. Los dos agradecen la continuidad con Felipe, creciendo en autoconfianza y agrandándose con cada jornada que pasa.
Por si fuera poco, De la Fuente se ha convertido en el goleador inesperado del Levante en este primer trimestre de 2024, pues con cuatro tantos es el máximo anotador del año. Los granotas seguimos regodeándonos con su derechazo en el 86 para batir a Edgar Badía. Sus cifras superan a delanteros como Iván Romero y Cantero, con un gol cada uno, o igualan a los atacantes Fabrício y Dani Gómez. Sólo le mejora Bouldini, con siete tantos, y Pablo Martínez y Brugué, con cinco goles.
Con esta pareja crece nuestro optimismo. Representan el equipo atrevido, intenso y ofensivo que ha provocado un vuelco en la situación y empieza a mostrar su potencial real, pese a que todavía perdura cierto escepticismo por la pobreza del juego colectivo.
Frente al Amorebieta debe continuar esta inercia positiva de resultados, darlo todo para entrar en la pelea del playoff. Es el momento de volver a engancharse. O no.
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