Siempre contracorriente
- José Martí
- hace 2 horas
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¿Es posible ganar el viernes en Mestalla por primera vez en Liga aunque el Levante vaya por debajo en la tabla? Hombre...

Hay cosas en la vida imposibles de cambiar y otras, como que llueva o truene, en las que nada se puede hacer para evitarlo. Eso piensa el viejo Ramón. Tiene un sueño imposible desde bien pequeño: victoria liguera del Levante en feudo blanquinegro.
Desde los años cincuenta, apenas con uso de razón, acudía siempre a Vallejo desde donde vivía en una de las primeras fincas construidas en los aledaños del estadio Mestalla. En alguna ocasión incluso caminó contracorriente del rebaño de masas que afluían hacia Mestalla. Ramón siempre se jacta de haber tenido de vecino a la familia del gran pintor Juan Genovés, en la calle Finlandia. Como en la novela Noruega de Rafa Lahuerta.
En el pasado, antes de la guerra, llegaron a coincidir el matadero y corrales con el nuevo campo de Mestalla. Su padre le contaba que una vez, poco antes de un partido, llegaron camiones y camiones para descargar ganado. Los animales iban enfilados hacia el matarife, hasta el punto de que miles de personas se mezclaban con centenares de cabras rumiando y balando. Y Ramón concluye la historia con sonrisa maliciosa y aire de historiador: “sin duda aquella fue la mayor acumulación de chotos reunida hasta entonces en todo el mundo”.
"Ya va siendo hora de que Ramón vea cumplido por fin su sueño imposible"
Como buen granota, en el siglo pasado soñaba con contemplar el derbi capitalino al lado de su casa. Lo hizo siendo todavía adolescente, con aquel Levante de Castelló, Domínguez, Serafín y el joven Toni Calpe. Presenció dos derrotas seguidas y ya no volvería a ver más un derbi similar hasta cuatro décadas después.
En la difícil época de la travesía del desierto granota, ni siquiera podía pensar en la palabra derbi. Solo le preocupaba la supervivencia de su equipo. No solo era una quimera ganar al Valencia CF en Mestalla, sino que ni siquiera existía la opción más allá de algún esporádico emparejamiento copero. Con el paso de las temporadas, se acostumbró a padecer la dominación molesta del todopoderoso y el desprecio en la ciudad hacia el insignificante anonimato del humilde. Se sentía como el personaje que representa Peter Lorre en Casablanca cuando Bogart le suelta aquello de "si tuviese tiempo de pensar en tí... posiblemente te despreciaría".
Pero con el nuevo siglo el panorama cambió. Ramón disfrutó los ascensos a Primera como el que más. Por fin podría ver cumplido su sueño de, al menos, tener opción de ganar en terreno vecino. Ha acudido siempre a todos los partidos, pese a su ya delicada salud, excepto a aquél de la pandemia a puerta cerrada.
El viernes regresará al viejo coliseo valencianista con la ilusión renovada de disfrutar por primera vez, tras 16 partidos en Liga perdiendo (10) o empatando (6), de una victoria del Levante UD en el viejo campo con nombre de acequia. Va siendo hora de que Ramón vea cumplido su sueño imposible… O no.








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