Toca pasar página a tanto dramatismo. De nada sirve lamerse las heridas. Ahora hay que hacer balance porque el cambio de ciclo es inevitable.
Los granotas amanecemos el domingo preguntándonos si todo ha sido una pesadilla o lo ocurrido es real. Mientras seguimos enjugando las lágrimas, toca mirar al futuro, hacer balance y pasar página a tanto dramatismo. El final hitchconiano ha sido injusto y cruel, cierto, pero ha culminado una mala temporada, demasiado irregular. Seguimos lamentando y dándole vueltas a esas manos tras rebote en el minuto 122. Por quince segundos… Pero ya está. No se puede volver atrás y de nada sirve lamerse las heridas. Perdimos tantas oportunidades de ascender desde el mes de mayo que la última y definitiva también ha fracasado. Es lo que tiene dejarse la faena para el final. En realidad, es difícil que vuelva a repetirse una oportunidad de subir con tantas facilidades como hemos tenido esta temporada.
Al final, pasado el duelo, hay que lograr sajarlo, dejarlo atrás, para poder renacer de las cenizas, para levantarnos más fuertes. Somos del Levante, pase lo que pase y seguiremos adelante. Este tipo de mazazos, las lágrimas, la tragedia histórica, no hacen sino unirnos, reforzar el sentimiento granota, hoy más que nunca “forjado en el yunque de la adversidad”.
Toca hacer balance en frío en los próximos días y ver cómo se replantea el futuro con los ingresos muy reducidos y con la actual estructura sobredimensionada en muchos aspectos. El fracaso ha sido casi total, exceptuando la gran temporada del primer equipo femenino. El filial tampoco ha sido capaz de subir en Tercera RFEF y el fútbol-sala ha descendido. No hay que poner paños calientes ni excusas.
Llega una nueva época y un nuevo tiempo para nuestro querido Levante UD. Solo pedimos responsabilidad y generosidad a todos los implicados.
Ha llegado la hora de mover ficha desde dentro de la propia entidad. Ha terminado una época y un modelo de club que ha funcionado muy bien durante unos años pero que lleva en progresivo declive desde hace tres temporadas y, al final, ha resultado caduco. Eso no quita que sepamos valorar cuestiones tan positivas como el Ciutat lleno, con una afición de Primera, llena de entusiasta gente joven.
Toca tomar decisiones meditadas, con calma y con una visión global, teniendo en cuenta, en primer lugar, qué es lo mejor para el Levante; en segundo lugar que el club no es propiedad de nadie sino de todos sus aficionados y, en tercero, que va a ser inevitable la aparición de todo tipo de oportunistas y buitres arribistas.
El cambio de ciclo es inevitable. Llega una nueva época y un nuevo tiempo para nuestro querido Levante UD. Solo pedimos responsabilidad y generosidad a todos los implicados. Nos jugamos mucho. Hay que hacerlo bien, sin prisas, abriendo puertas y ventanas, de manera ordenada y con garantías para volver a levantarnos y tener un futuro prometedor con el que regresar a Primera.
El lunes se reúne la Fundación. Empieza el año cero del nuevo Levante. O no.
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