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La vida sigue

  • José Martí
  • hace 4 días
  • 2 Min. de lectura

Toca volver a nuestra vida cotidiana tras los fastos del ascenso. Sí, pero a los granotas, como diría el castizo, "que nos quiten lo bailao"


La vida cotidiana alrededor de los seguidores del Levante UD ha vuelto a ponerse en movimiento. Muy poco a poco, a decir verdad, pero ha seguido a su ritmo, ajena a nuestra felicidad. En el fondo los granotas seguimos sin tener ninguna prisa en que el planeta siga girando alrededor del sol. Si nos ofrecieran el movimiento inverso, si nos preguntasen ¿quieres volver a la noche del domingo 25, al lunes 26, a la semana pasada y quedarte allí un mes más?, responderíamos un sí rotundo. ¿Qué duda cabe? Hemos disfrutado tanto...


Por supuesto que seguimos siendo felices: volvemos a Primera, respiramos tranquilos tras los agobios del último año, de los recortes, de la incertidumbre… pero cada día que pasa lo somos un poquito menos. Las rutinas, el devenir diario, erosionan esa felicidad inmaculada y perfecta que nos regaló el gol de Carlos Álvarez.


Quizás por eso, porque no queremos que se vaya, seguimos recreándonos en ese pasado reciente, leyendo opiniones, entrevistas, imágenes de la celebración que no habíamos visto hasta ahora; ese otro plano diferente, el gol desde el ángulo de la esquina de la chopera de El Plantío, de una jugada, de la reacción espontánea de los granotas, de la explosión del momento, de la invasión… nos las envían y nos emocionamos… y volvemos a sentirnos de Primera de nuevo, campeones de la categoría.


"Los granotas seguimos disfrutando, recreándonos en todo lo vivido la semana pasada"

Pero la vida sigue. Hay que bajar al suelo. Llega el momento de la planificación del futuro, de mirar hacia adelante, de la marcha de determinados jugadores a los que hemos llegado hasta cogerles cariño pese a su torpeza (no solo me refiero a Manu Sánchez), del temor sobre lo que pueda pasar en Primera al pensar cómo la fortuna nos ha sonreído en muchos partidos, de la cabezonería de Calero con algunos jugadores…


Las cosas se terminan. Toca pasar página, aunque duela. Duele porque nos recuerda que se van los momentos, los futbolistas, los amigos; que el ascenso ya es pasado. Pero, al mismo tiempo, está bien porque eso nos ayuda a valorar lo esencial, lo vivido. En el fondo, esos recuerdos, esos detalles nimios, esas pequeñas historias de cada uno en estos días de gloria, conforman lo que solemos llamar vida. Y esa vida plena, en nuestro caso, está trenzada y enriquecida de sentimiento granota. Poco más se puede pedir. O no.


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