La claridad y transparencia en las actuaciones es fundamental para resultar creíbles y transmitir confianza, pero la Junta de accionistas del Levante UD SAD todavía sigue sin fecha.
Dicen que Danvila empieza a ver la luz al final del túnel en el Levante. No sabemos qué significa eso exactamente: si se refiere a la visión del moribundo en su último aliento; que se despeja su asalto definitivo al club o que, más bien, le empiezan a cuadrar los números en forma de pagos a acreedores, refinanciación de deudas y ampliación de capital. No lo sabemos por la sencilla razón que no se convoca la Junta de accionistas, ahora que ya parece cerrado definitivamente su plan de viabilidad tras el principio de acuerdo con la Comisión Negociadora de la Fundación.
Somos de los que nos perdemos con los números a las primeras cambio. Apenas sabemos distinguir entre depósito de garantía, póliza de crédito o compra de deuda. Lo que sí parece claro es que Danvila ha “inyectado” (prestado) de una forma u otra 23 millones de euros en total, de su bolsillo (al parecer), y que el club debe devolvérselos en cinco años. Más o menos.
Esto es lo que nos cuentan. Y no nos queda otra que creérnoslo porque desde hace tiempo que en el Levante se viene haciendo y deshaciendo al antojo de unos pocos, ya sea bistec o mortadela. Da lo mismo. El resto, incluidos los sumisos patronos, deben hacer un acto de fe para creer que realmente las cosas son tal y como se esfuerzan en ilustrarnos y se empeñan en contarnos.
Entendemos que sea farragoso dar explicaciones, que exista una inercia del pasado y resulte incómodo andar enseñando todos los números y las operaciones que ya se están consumando, ejecutando y llevando a cabo. Pero así es la vida de una Sociedad Anónima. La transparencia no solo es importante sino fundamental para resultar creíble.
Alguien podría pensar que hay algo oculto o que detrás de todas estas operaciones se esconden aviesas intenciones.
Tenemos todavía demasiado reciente el caso del voluntarioso personalismo de Quico Catalán, la deuda que desconocíamos y su “al final terminaremos riéndonos de todo esto” como para avanzar a ciegas. Caso contrario, alguien podría pensar que hay algo oculto o que detrás de todas estas operaciones se esconden aviesas intenciones de apropiarse de la entidad a precio de saldo y por la puerta de atrás, no sabemos muy bien por parte de quien.
No sucedería nada si se dieran las explicaciones pertinentes, no se obligara a comulgar con ruedas de molino continuamente y se obrara según manda la legalidad.
Entendemos que estas críticas puedan resultar desalentadoras para quien corre riesgos empresariales, se juega millones de euros de su bolsillo y pelea por sacar el club adelante con las mejores intenciones. O que haya quien piense, en un ejercicio de maniqueísmo, que las críticas buscan desestabilizar al club para que al Levante le vaya mal. Vamos, que lo hacen por ser chotos (máximo insulto para un granota) y no quieren lo mejor para la entidad. De todo habrá. Pero no sucedería nada si se dieran las explicaciones pertinentes, no se obligara a comulgar con ruedas de molino continuamente y se obrara según manda la legalidad.
Y más con las dudas que ofrece el proyecto de Calleja, sumido en el conformismo y la mediocridad de la falta de ambición del entrenador. El ascenso es la clave para despejar las cuentas de Danvila. Y, con este míster, perdónenme, se va acercando el final y cada vez parece menos probable... O no.
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