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José Martí

El otro Carlos

Dos Carlos colman la ilusión de la grada granota: Álvarez y Espí.

 

Lo de Espí no te lo esperas. Desde la grada lo ves trotar por el césped de acá para allá, torpón, levantando las rodillas, sin convicción, perdiendo balones en el centro del campo, con problemas en la conducción, apenas unos minutos, demasiado verde el chaval, sin tiempo siquiera para coger el ritmo del partido. Y, mientras, la defensa rival se relaja confiada viendo el panorama, los centrales bajan los brazos…


Hasta que en un acercamiento tonto, inocuo, que no sirve ni para entonar el uy en la grada, nace el gol que te arruina la vida en el tramo final. Échenle al área un balón horrible, lleno de esquinas, para que lo transforme en un tanto, aun empujándolo de mala manera.


Porque el fútbol a veces se resume en una jugada descamisada, lánguida, sin futuro, en el llamado tiempo de la basura. Un balón imposible que te lo engancha Espí a la primera y lo convierte en imparable. Centro, remate y gol. Pase y gol. Así de sencillo. Pum, pum.


Y no sabes cómo, pero ese casi niño con aspecto de jugador de balonmano o de caballo trotón que acaba de saltar al campo ha acabado contigo con dos destellos, dos inesperados remates secos.


"La afición le adora. Después del otro Carlos, Álvarez, este Espí se ha convertido en el niño mimado de la grada"

El chaval de Tabernes (de Valldigna) sigue la estela de Roger Martí como killer de área. O la del mismo Iborra que debutó como delantero centro con Gianni De Biasi en 2008. Es el jugador más efectivo de Segunda: cuatro goles en tan solo 140 minutos jugados, a gol casi cada media hora jugada.


Bien es verdad que le ayuda la creación de la sala de máquinas. El Levante ahora mismo es un conjunto versátil en el centro del campo, creativo y llegador, con un último pase letal. Sin olvidar el puñal de Andrés García por banda.


Aun así Julián Calero lo dosifica con cuentagotas para no quemarlo. Espera que el partido esté maduro para sacarlo, agitar el árbol y bracear con los defensas. La afición le adora. Después del otro Carlos, Álvarez, este Espí se ha convertido en el niño mimado de la grada que, con su instinto, intuye un delantero con algo diferente, merecedor de pisar ese césped y su aliento.


Mañana en Anduva toca demostrar ante nuestro querido Alessio Lisci (el entrenador más joven de La Liga Hypermotion con la plantilla más joven) que este Levante es capaz de encadenar siete jornadas seguidas sin conocer la derrota e, incluso, ganar tres partidos seguidos. Sumar nueve de nueve. O no. Lo veremos en Miranda.

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