Ha llegado el momento. Todos sabemos que vamos a ascender. Certeza absoluta.
Estamos convencidos del ascenso. Aun así, hay momentos en que nos entran nuestras dudas, no somos de piedra. La absorbente certeza puede ir cambiando por momentos en que pasamos de estar seguros a ser solo posible, o al revés, y seguir cambiando alternativamente, sin llegar todavía a la seguridad de lograrlo con carácter definitivo. Sabemos que sí pero… y si no.
Recuerdo mi convicción en anteriores ascensos llegado este momento. A Jerez y Lleida viajamos convencidos de la victoria. Frente al Castellón y el Oviedo, en el Ciutat, nos sabíamos infalibles. Y ahora tenemos el mismo pálpito.
Subimos. Lo sabemos los granotas, lo sabe Calleja cuando exhibe sonrisa pícara al decir que la eliminatoria está 50-50, incluso lo sabe Luis García Plaza con su enfado por el empate de la ida. También lo sabe la afición con ese tifo que preparan los Levante Fans. Y lo sabe la grada.
Las gradas de los estadios son sabias. Tal vez sea por la cantidad de almas en éxtasis que la acogen, por las horas frente al juego o sencillamente porque son gradas, nacieron para eso y es una mera cuestión de instinto. Pero el caso es que destilan sabiduría, y la de Orriols -aun con un hueco en el gol- está convencida. Sabe que ha llegado el momento de alentar a sus jugadores y de regresar a la máxima categoría. La grada, ese ente extraño que formamos todos los que vamos a un estadio, también asegura el ascenso el sábado.
Vamos a subir. No solo porque al rival solo le vale ganar sino porque hemos demostrado ser mejor equipo, estar más en forma y ya les vencimos recientemente en casa.
Todos queremos estar ahí. Es extraordinario saber que tenemos un papel que desempeñar, que la velada en el Ciutat no será igual sin nuestra presencia, sin el concurso de varios miles de personas iguales que tú. Anhelamos repetir de nuevo aquella sensación histórica del ascenso, el momento único siempre recordado. De ahí la gran movilización del martes con la apertura de la taquillas física y digital que ha derivado en un nuevo caos (no se podía saber) para conseguir entrar al estadio con todos los nuestros. El modo de organizarlo ha sido una nueva falta de respeto hacia la afición.
Aunque puestos a ver el lado positivo, piensen que así como en el siglo pasado uno no era granota con pedigrí hasta que no metía el pie en una acequia al ir o volver del Nou Estadi, ahora no se es granota de verdad si no ha experimentado la sensación de impotencia cuando la cola virtual, tras más de una hora de lento avance, te echa del número 3 relegándote al 4.678 sin ningún motivo ni explicación, poniendo a prueba el límite de la paciencia.
En cualquier caso, vamos a subir. Certeza absoluta. No solo porque al rival solo le vale ganar sino porque hemos demostrado ser mejor equipo, estar más en forma y ya les vencimos recientemente en casa.
Confíen y reserven fuerzas para lo que nos espera. Llega uno de los días más importante de nuestras vidas. El día del ascenso. Prepárense para celebrarlo como se merece. O no.
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