El año pasado la afición remó hasta el final y se perdió la categoría. A ver si remando un poco más fuerte este año nos da para volver a la élite.
Lo de siempre. Una más. Sorprendiendo a propios y extraños, en el Insular de Gran Canaria se vio el mejor partido de los disputados por el Levante en los últimos meses, y ni con esas. Un empate que se podría dar por bueno si no fuese por la cantidad de veces que hemos hecho el canelo a lo largo de toda la temporada. Mucho me temo que, por nombrar solo uno, nos acordaremos del Levante-Mirandés donde la mayoría compramos la piel del oso que nos quisieron vender antes de cazarlo.
Y bien es cierto que de cara al trascendental tramo de la temporada al que nos enfrentamos, los mensajes de unión, armonía y “bienquedismo” que se nos transmiten a diario desde los medios oficiales del Club, y también desde los “oficiosos”, son constructivos, suman y motivan a las masas. Pero también es verdad que esa palabrería no siempre viene acompañada de una reciprocidad por parte de los jugadores que saltan al césped cada semana y del entrenador que los alinea. La afición siempre ha cumplido, y es vergonzoso que parte de la responsabilidad del ascenso se quiera trasladar al entorno. “Todos juntos” sí, pero digo yo que tendrán que remar un poquito más aquellos que, tanto en el verde como en los despachos, se empaquetan fichas y sueldazos millonarios, que los 15.000 que llevamos casi dos años de disgusto en disgusto.
Aunque resulte impopular y “tóxico”, una exigencia a todos los niveles aporta más a la larga que la adulación constante, el mirar hacia otro lado, el hacer como que no pasa nada y el repetir como un papagayo que nuestros rivales también pinchan y que todavía quedan partidos para lograr el objetivo. Dependemos de nosotros mismos, sí, pero ganar los cinco partidos que quedan se antoja una quimera, y más viniendo de un equipo que no ha podido sumar más que una victoria en los últimos ocho encuentros.
Calleja en rueda de prensa ya puso la venda antes que la herida hablando abiertamente del playoff, pero un equipo con el presupuesto del Levante, puntero de la categoría, no debería conformarse con el mal menor que supondría jugársela a cara o cruz contra unos equipos a los que dudo que le temblasen tanto las piernas como a nosotros ante las grandes citas.
Por otra parte, la enésima lesión grave de Campaña empaña todavía más este final de año. Es una pena que una carrera que se prometía tan exitosa, se vea lastrada por la innumerable cantidad de lesiones y recaídas. Un jugador más que válido para la categoría, pero cuyas condiciones económicas serían inasumibles para el Levante low-cost que nos encontraríamos en caso de no lograr el ascenso.
El año pasado la afición remó hasta el final y se perdió la categoría. A ver si remando un poco más fuerte este año nos da para volver a la élite.
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