El expresidente y máximo accionista granota, Pedro Villarroel, bien podría protagonizar la docuserie de Movistar en la que se narran las andanzas de presidentes de clubs de fútbol carismáticos de los años noventa.
El panorama de las series televisivas se está llenando últimamente de miradas melancólicas al pasado, paraísos perdidos en busca de consuelo. Es el caso de la docuserie La Liga de los hombres extraordinarios que emite el canal Movistar.
Las vacaciones navideñas son una buena ocasión para ver este documental que entrevista y narra, en cinco capítulos llenos de ritmo narrativo, las andanzas de presidentes carismáticos de clubes de fútbol españoles de los años 90, una especie de revival de episodios extraños y estrambóticos. Desde Jesús Gil, hasta Ruiz de Lopera, Del Nido, Lendoiro, Caneda, Joan Gaspart o Teresa Rivero. Auténticos "personajes" que protagonizaron todo tipo de situaciones rocambolescas.
En el Levante, Villarroel también podía haber sido, sin problemas, protagonista de esta La Liga de los Hombres Extraordinarios, o Paco Roig, por ejemplo, representando al otro equipo de la ciudad.
Coinciden con la mayoría de aquellos presidentes carismáticos en ser empresarios de éxito, hechos a sí mismo, con fuerte carácter y personalidad y con modos de proceder en ocasiones poco ortodoxos, dispuestos a cualquier cosa por su amado club. Eran presidentes todopoderosos. Ellos mandaban y ponían o quitaban según le diera el aire.
Fue todo en el Levante durante casi tres décadas. Salvó al club de la desaparición en más de una ocasión. Fue un presidente de claroscuros, con operaciones atrevidas y la permanente sombra de la sospecha sobre su gestión.
Pedro Villarroel (Valencia, 1946), quien últimamente ha vuelto a reaparecer en la actualidad granota, fue todo en el Levante durante casi tres décadas. Mecenas de la entidad desde los años ochenta y máximo accionista tras la conversión en SAD, se convirtió en presidente de facto del Levante en 1996 hasta su desvinculación definitiva de la entidad en 2009, aunque con dos presidentes “pantalla” en dos periodos distintos (Blasco y Romero).
Villarroel salvó al Levante U.D de su desaparición en más de una ocasión. Invirtió grandes cantidades de dinero de su propio bolsillo, construyó la Ciudad Deportiva de Buñol, consolidó al equipo en Segunda A y él fue quien consiguió devolver al Levante a Primera cuarenta años después, sacándolo del pozo del infrafútbol al que no ha regresado el club en todo este siglo. Fue un presidente de claroscuros con operaciones atrevidas y la permanente sombra de la sospecha sobre su gestión. También coincidió con Lendoiro, Lopera, Caneda o Del Nido en dejar al club arruinado, tan endeudado hasta las cejas que se tuvo que recurrir al concurso de acreedores para salvarlo.
La Liga de los Hombres Extraordinarios, en cualquier caso, transmite una idea equivocada de que el pasado fue siempre mejor, idealizando situaciones vergonzosas que hoy, en cualquier caso, son casi imposibles de repetir. Eran otros tiempos. No había llegado la extensión de la actual despersonalización de los clubes.
Si se grabase una segunda temporada, ya tenemos posibles personajes.
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