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Vienen curvas

José Martí

 Castalia es un duro escollo en la primera situación de crisis que tiene que sortear el Levante de Calero.


El frenazo en seco iba a llegar. Antes o después. Dos partidos seguidos sin marcar, un punto de seis logrados, segunda derrota consecutiva como visitante, cero goles marcados... Es normal.


Más pronto que tarde ha llegado la primera crisis de la temporada provocada por los cinco jugadores lesionados en una plantilla corta, por la acumulación de partidos y, principalmente, por la eliminación del factor sorpresa ante unos rivales que ya saben a lo que juega el Levante y trabajan la manera de desactivar las virtudes de este equipo.


Algunos ya advertimos en su momento que debíamos tener los pies en el suelo porque esto acababa de empezar. Aun así, pese al puntual mal estado de forma y la inercia negativa, el Levante es cuarto a cinco puntos de su último verdugo, el Racing líder de Segunda. Hay diez equipos separados por tres puntos. Ahora llega el momento de saber gestionar las curvas con cinco partidos, cuatro de Liga y la primera ronda de la Copa del Rey, en diecisiete días (Castellón, Depor, Granada, Pontevedra en Copa y Málaga).


"Ha llegado la hora de remover el árbol y alinear de salida un delantero centro que sume y no reste, con valentía"

En los momentos de contrariedad, cuando vienen mal dadas, es la hora de los valientes. De demostrar la valía y fortaleza de este equipo. De corregir errores en la salida de balón, en la finalización, de la búsqueda de variantes tácticas, de remover el árbol y alinear de salida un delantero centro que sume y no reste, con valentía.


Es necesario un nuevo escenario táctico, salirse del 4-3-3, sorprender con alternativas teniendo en cuenta los recursos disponibles… es la hora de Julián Calero. De levantar el equipo. De demostrar la personalidad y capacidad real de un entrenador más allá del blablablá y el entusiasmo que transmite. “Lo importante en Segunda no es cómo te caes sino cómo te levantas” afirma Calero como si fuera fiel discípulo del filósofo griego Epícteto cuando decía “lo que importa no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas a eso”.


Llega la esperada visita a Castalia, marcada en rojo en el calendario por los lazos que nos unen con los orelluts. Un enfrentamiento con nuestros hermanos albinegros quince años después. Al final viajan muchos menos granotas de los que nos gustaría hacerlo. Castalia no es La Cerámica. Se llena cada jornada de una afición ejemplar. Por eso hemos tenido que optar por la resignación y lo sufriremos desde el sofá de casa, donde los partidos se viven de diferente manera, sujetos a los caprichos del realizador de turno. Al menos podremos evitar los exasperantes comentarios bobalicones de los comentaristas televisivos “oficiales” gracias a la opción del audio alternativo de Sin tregua.


El fútbol siempre preferimos verlo en vivo. Es distinto. Desde la grada se puede contemplar toda la dimensión del terreno de juego, la colocación de los jugadores, su actitud en el césped, los movimientos en el banquillo, el ambiente en la grada... una pena no ir. En cualquier caso, no nos importará si este Levante, como escribe José Luis García Nieves, nos ofrece “argumentos, no ilusiones”. Es la hora de levantarse. O no.

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