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Valores que defender

José Martí

Llega la semana decisiva para el futuro institucional del club. La Fundación debe apostar por una opción que garantice la viabilidad económica, ante la indiferencia de muchos abonados más preocupados por la situación deportiva del equipo ante el inicio de la nueva temporada.


A la gran mayoría de aficionados granotas les interesa más bien poco las cuitas institucionales. Si nos preguntan por ejemplo a quién preferimos de las tres alternativas que se presentan ante la Fundación, realmente tenemos pocos argumentos racionales para inclinarnos por una u otra. No somos economistas ni expertos financieros para valorarlos con exactitud. Ni tampoco estamos dispuestos a estudiar de cabo a rabo cada candidatura. Nos dejamos guiar más por la intuición y afinidad afectiva que por la viabilidad del proyecto financiero del que, lógicamente, todos los proponentes están convencidos de su éxito.


Deberíamos saber analizar la situación de cada proyecto, pero no va a ser así. Conocí un tipo fumador en pipa que, siempre que andaba manipulando el tabaco para introducirlo en su pipa proponía, a modo de coletilla, analizar la situación. Nadie sabía a qué situación se refería, pero él siempre usaba esa expresión: “Analicemos la situación”. No importaba si no había una situación concreta.


En realidad, a la masa social lo que le interesa es la marcha deportiva del equipo. Solo hay un pequeño porcentaje de la afición, calculamos que apenas unos pocos miles, para los que el Levante no es una opción de ocio del fin de semana y se preocupa más por saber qué pasa ahí, más allá de si la pelota entra o no. El resto mira hacia otro lado y confía, como hemos venido haciendo en los últimos años, en que la opción que decidan los patronos de la Fundación será la mejor. Sin más. Sin malpensar que pueda haber trato de favor hacia la opción más oficialista, con trabas y favoritismos escandalosos.


El Levante es nuestro, de la afición, y es nuestra obligación preocuparnos y ocuparnos en preservarlo. Y garantizar su continuidad según unos principios básicos y una historia que honrar.

En el fondo, nos ocurre como lo que escribía en tiempos de la Segunda República, el gran valenciano Luis Lucia: “No quiero pensar en política, dicen algunos, pero la dificultad está en que los sucesos os forzarán a ello. Si el edificio arde, no vale el permanecer tranquilo en un departamento imitando al literato, a quien avisaron que había fuego en la casa y respondió muy sereno: decídselo a mi mujer; ella es la que cuida de los asuntos caseros”. Lo sentimos, pero no deberíamos estar al margen. El Levante es nuestro, de la afición, y es nuestra obligación preocuparnos y ocuparnos en preservarlo. Y garantizar su continuidad según unos principios básicos y una historia que honrar.


Aquí lo que deberíamos mantener es una filosofía, un club diferente al resto y competir contra todo el mundo con esa idiosincrasia. Tener la mentalidad de formar parte de un grupo, de un colectivo, sumar y saber dónde aportas más en cada momento. Algo así como ocurre, salvando las distancias, con el Arsenal. Siempre nos ha llamado la atención sus tres lemas: Act with class” (actuar con clase), “always go forward” (ir siempre hacia adelante), y “be together” (estar juntos). Son principios muy genéricos, pero los londinenses intentan cumplirlos, con mayor o menos éxito según la época.


El Levante UD también tiene unos valores que defender e impulsar. No da igual lo que se decida. Y pertenece a toda la afición. No solo a unos pocos que pueden caer en la tentación de hacer y deshacer a su antojo. O no.


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