top of page
José Martí

Feliz 2025

La victoria en Tenerife insufla ánimos y dispara el optimismo granota para el nuevo año.


Nací, y ya era del Levante. Aunque no lo supiera. Tampoco mis padres podían sospecharlo. Solo lo descubrimos años después.


Antes, en el interín, neófito en afición futbolística, pisamos alguna vez el estadio Luis Casanova. Tenía todas las papeletas -como cualquier niño futbolero de aquí en los años setenta- para acabar siendo seguidor de ese otro equipo que lleva el nombre de la ciudad. Pero nos dejaba indiferente tanta grandilocuencia, tanta exageración impostada. Ni fu ni fa. Hasta que pisamos con nueve años las gradas del Nou Estadi con toda la familia, aquel Levante de José Antonio Naya en la temporada 78-79.


Recuerdo la sensación de pertenencia al entrar por primera vez en el templo granota: “esta sí es mi casa”, pensé. Unas gradas medio desangeladas, sí, pero más amables, donde se podía mascar el fútbol, moverte a tus anchas, vivir la salida de los jugadores desde arriba del túnel enrejado, oler el frescor del césped, sentirte parte importante de aquello, como si todos los señores que fumaban puro sentados en tribuna fueran de tu propia familia.


"Deseamos de todo corazón que el año recién estrenado sea el del ascenso que nos permita despejar las zozobras deportivas y económicas que nos agitan en estos días de incertidumbre"

Continuamos fieles en la medida de nuestras posibilidades. Los periplos por campos de tercera, la leyenda de Cruyff que trascendió incluso hasta mis compañeros de clase donde, por supuesto, la mitad apenas conocían la existencia de un equipo llamado “Levante” y algún profesor se mofaba “del granota”.


No mucho más recuerda nuestra memoria de niño, más allá de alguna imagen suelta y la agradable sensación de ir al campo cada quince días, subir las escaleras de acceso y dejarnos deslumbrar por los colores. Porque un estadio es mucho más que un estadio. Es la pared en la que te vas midiendo y marcando con lápiz tus avances sin dar crédito a veces a tu crecimiento. Es tu vida… y ahora la de tus hijos.


Solo podemos recordar el pasado. Cierto. El futuro no nos da recuerdos. Pero ahora, tras la gran victoria del martes en Tenerife y a las puertas de comenzar la segunda vuelta el domingo en Cádiz, tenemos licencia para soñar… al menos durante unos días. Deseamos de todo corazón que el año recién estrenado sea el del ascenso que nos permita despejar todas las zozobras deportivas y económicas que nos agitan en estos días de incertidumbre. Ese es nuestro mejor deseo para 2025. O no.



Comments


bottom of page