El director técnico anda peinando el mercado con discreción para incorporar un goleador en el mercado de invierno.
Alguien me dijo, no recuerdo cuándo, que lo que de verdad les gusta a los humanos, en todos los ámbitos de la vida, es estrenar. Estrenar objetos, estrenar paisajes, estrenar trabajos, estrenar casa.... Estrenar por el hecho de estrenar. Estrenar por amor al arte de estrenar. De ahí la amplia popularidad de los Reyes Magos. Detrás de esa sentencia filosófica de andar por casa se esconde una obviedad acerca del funcionamiento del espíritu humano. Todos los momentos inaugurales representan un atisbo de esperanza.
Felipe Miñambres también ansía estrenar delantero en los próximos días para saciar esa necesidad de ilusionar al personal de cara al futuro inmediato y seguir empujando para lograr el anhelado ascenso dentro de cinco meses. Estrenar un delantero en 2023. Qué bonito. Seguro que así subimos.
El director técnico anda peinando el mercado con sigilo y discreción para incorporar un goleador invernal. “Nos hace falta un 'the killer punch' delante de la portería”, me comentó hace unos días un entusiasta seguidor inglés, más granota de corazón que Blau y Grana juntos. Disiento, aunque resulte impopular y encadenemos empates a cero en casa. A nadie le amarga un dulce, evidentemente, “quant més sucre, més dolç”, pero dudo que en estos momentos fichar a alguien nuevo vaya a aportar más a una delantera de tanta calidad con Bouldini, Wesley, Soldado, Brugué, Cantero… No hay mirlos blancos disponibles, a buen precio, en buena forma física, de rápida adaptación y que no estén renqueantes o en grave peligro de lesionarse en cada partido. Ya tenemos bastantes jugadores de cristal (en estos momentos Mustafi, Musonda, Rober Ibáñez, Soldado, Campaña, en la enfermería) como para incorporar más saldos. Nos extrañaría que el director técnico encontrara alguno. Aunque nunca se sabe. Por eso él es el director técnico y no nosotros.
Tenemos una bestia como delantero, un diamante en bruto que hay que explotar sirviéndole buenos balones. Y sus acompañantes tampoco son cojos.
Más bien deberíamos centrarnos en potenciar lo que tenemos, recuperar lesionados, y explotar nuestras virtudes, que son muchas. Fichar más delanteros no te garantiza más goles. Lo importante es generar ocasiones. Traer a alguien de fuera, en estos momentos, con una dinámica de equipo ascendente de menos a más, solo puede contribuir a desestabilizar el vestuario y crear malos rollos.
Muchos, cuando vemos a Bouldini en punta, se nos cae la baba rememorando al delantero explosivo y veloz de las grandes temporadas granotas con Caicedo, Koné o Martins -a cuál mejor- haciendo estragos en la defensa contraria. Por fin volvemos a tener un delantero referente, con regate, potencia y velocidad. En algún momento de despiste, cuando hemos vuelto a mirar al césped en pleno partido, se nos ha nublado la vista imaginando que quien se peleaba con los centrales rivales no era el marroquí sino Felipe o Arouna. Será que con la edad empezamos a mezclar recuerdos.
Dejen de buscar fuera. Tenemos una bestia como delantero, un diamante en bruto que hay que explotar sirviéndole buenos balones. Y sus acompañantes tampoco son cojos. De lo mejor de la categoría. Así que aparquen sus ganas de estrenar y centrémonos en sacar esto adelante con los mimbres que tenemos y con trabajo, esfuerzo y dedicación. Al “killer” lo tenemos en casa. Dejen de buscar. O no.
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