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José Martí

El gesto de Calero

El míster granota es la estrella de este equipo, la piedra angular sobre la que pivota el éxito de la empresa.


Esta columna va camino de convertirse en un monográfico laudatorio semanal hacia el entrenador granota, Julián Calero. Ocho puntos de doce, tercer puesto, y aun así el míster proclama un exigente “tenemos bastante más de lo que hemos dado y me toca a mí estrujar a los jugadores”.


Los granotas anhelábamos un técnico ambicioso, con personalidad y galones; competitivo, pasional, con las ideas claras, alejado del buenismo protector con los jugadores que hemos venido padeciendo con los últimos entrenadores. Más en la línea de Manolo Preciado o Luis García Plaza que en la de Paco López o Javier Calleja. Temperamental y protagonista.


Lo vimos en Cartagonova. Cuando coreamos su nombre desde la grada en la celebración del triunfo, él señaló sus orejas e hizo aspavientos con sus brazos pidiendo más. Nos recordó en cierta manera lo sucedido en el primer entrenamiento del Cholo Simeone en el Atlético de Madrid en diciembre de 2011. Cogía un equipo hundido y, desde el momento en que saltó al césped de un Vicente Calderón plagado de público, resonó con fuerza el 'ole, ole, ole Cholo Simeone'. Cuando entró al vestuario les gritó a los jugadores si escuchaban bien lo que cantaba la grada, dejando claro quién mandaba allí y quién era la verdadera estrella de ese equipo.


"Necesitábamos un líder en el vestuario alejado del buenismo protector que hemos venido padeciendo con los últimos entrenadores"

Lo de Cartagena fue un subidón para todos: afición, jugadores y, seguramente, también para Calero que, con su gesto, se adjudica galones y la responsabilidad de alcanzar el objetivo final de ascender. Sin esconderse. Asumiendo responsabilidades y cargándose el equipo a las espaldas.


Ahora hay un entrenador al frente del vestuario. Como escribió el escritor norteamericano líder en publicaciones sobre liderazgo, John C. Maxwell, “no es la posición lo que hace al líder, sino el líder quien establece la posición”. Él manda. Y con Calero tenemos garantizadas las posiciones de privilegio en la tabla durante toda la temporada.


Restan muchos partidos. Esto es muy largo, cierto. No ha hecho más que comenzar. Vale. Pero, siguiendo la frase del norcoreano Kim Jong-il, padre del actual dictador Kim Jong Un, podríamos apuntar que “la grandeza de una nación depende de la grandeza de su líder, y el porvenir de un pueblo se decide por la clarividencia de su líder”. El Levante es nuestra nación, Calero nuestro líder y nuestro porvenir, nuestro único futuro… el ascenso. Que se lo pregunten a Danvila. O no.

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