Del repaso táctico de Javier Calleja, con medio equipo lesionado, a Paco López podemos hablar otro día. No es justo reescribir ni cambiar el relato del pasado.
El esporádico regreso de Paco López al Ciutat ha removido el pasado reciente, generando entre la afición cierto debate sobre la conveniencia de su salida e, incluso, provocando comparaciones, siempre odiosas, con el actual técnico. El pasado sábado fuimos los primeros en aplaudir a rabiar al técnico de Silla. Un merecido y justo homenaje a uno de los nuestros en agradecimiento por su labor como técnico granota. Pero eso no quita para que ahora haya quien intente reescribir el relato y sostenga que el Levante no hubiera bajado si se le hubiera permitido continuar más tiempo.
Como dijo Chopin, “es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es” y todos sabemos que el verdadero cáncer, como se demostró más tarde, estaba más bien en la secretaria técnica. Pero eso no quita para que sigamos pensando que debía haber marchado antes. Su ciclo había finalizado y solo alargó la agonía. Cuanto más tiempo hubiera pasado peor.
Ahora contamos con un técnico que está sabiendo jugar sus bazas. Llegó con el curso empezado, con una parte de la plantilla arrastrando carga negativa en su subconsciente y con cierta ansiedad por no volver a fracasar en los objetivos. No era tarea fácil tras el erial táctico dejado por el fallido Nafti.
Lo importante en Segunda es llegar a la recta final de los últimos diez partidos en línea ascendente. Muchos son los equipos que, tras una espectacular temporada, se hunden en el último tramo y mueren en la orilla. El Levante “made in Calleja” va de menos a más.
Hay impacientes que exigen liderar la categoría desde ya y con notable ventaja sobre sus rivales. Todo lo que no sea arrasar con semejante plantilla les parece un fracaso a estas alturas de temporada. Acusan a Calleja de conformista. No es cierto.
Ha recuperado el tiempo perdido tras su tardía llegada a marchas forzadas. Es un entrenador que empezó en la jornada doce poniendo los cimientos desde atrás, dando confianza a una defensa desacreditada y cerrando la portería. Luego poco a poco, apoyado en un buen ambiente en el vestuario con grandes profesionales como Iborra, ha ido haciendo crecer al equipo. A base de trabajo ha sido capaz de corregir, hacer autocrítica y adaptarse a las circunstancias. Del conjunto miedoso que salía a no perder y solo esperaba algún destello de calidad para llevarse el partido se ha pasado a un equipo atrevido, seguro en todas sus líneas, con confianza, ideas muy claras y capacidad para mandar desde el pitido inicial con autoridad.
Lo importante en Segunda es llegar a la recta final de los últimos diez partidos en línea ascendente. Muchos son los equipos que, tras una espectacular temporada, se hunden en el último tramo y mueren en la orilla. Sin embargo, este Levante “made in Calleja” va de menos a más. A las puertas del momento decisivo para colocarse entre los dos primeros, está en la situación ideal: con toda la plantilla enchufada, recuperando lesionados, jugando bien y soplándole en la nuca a un líder coyuntural. Como ven, somos de los convencidos del ascenso directo gracias a un entrenador fiable y una gran plantilla.
Por cierto, del repaso táctico de Javier Calleja, con medio equipo lesionado, a Paco López en el Ciutat podemos hablar otro día. Y lo de la Copa frente al Atleti ya es otro cantar. O no.
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