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Alejandro M.V

Pepe Besalduch: “Para ser del Levante hay que tener una piel especial”


Nacido hace 92 años y socio del Levante UD desde los 60, Pepe Besalduch (San Mateu, Castellón, 1931) rebosa levantinismo pese a que su edad y una reciente neumonía se lo dificultan. Detrás de una voz grave y enérgica, se escucha a un hombre sensible y apasionado con el Levante UD. Lo ha vivido todo: ascensos, descensos, el Levante en Primera, en Tercera, en Vallejo, en el Ciutat, el campo desangelado, a rebosar… Ha visto al Levante crecer en los 60, jugar en Primera y desinflarse hasta el pozo de las categorías regionales en los 80 para resurgir de nuevo en el siglo XXI: “Recuerdo un partido en casa contra el Paiporta, a 0º grados en Valencia, que no seríamos más de 500 en el Ciutat”, señala.


Pese a su conocido mote entre la afición, Pepe el Gasolinas, Besalduch rehuye de él: “Me llaman así porque trabajé 35 años en la gasolinera de Primado Reig, pero me jubilé hace 30 años y tengo nombre y apellidos”. Un nombre y apellido conocidos en la Policía por sus invasiones particulares al Ciutat: “Vino a jugar el Gerona, o un equipo de esa zona, y el árbitro madrileño, Pino Zamorano, les pitó dos penaltis, nos anuló dos goles… Un desastre y perdimos. Me tiré al campo y le dije que… si lo digo ahora me encierran. Pero bueno, disfruté. Me cogieron dos policías y me sancionaron un mes sin ir al campo. Yo quería ir igualmente, pero el jefe de la Policía, que era amigo mío, me aconsejó que podía ser peor el remedio que la enfermedad. Así que estuve un mes sin fútbol”.


Nueva ubicación en el Ciutat

Para los habituales de Tribuna Lateral, es extraño pisar el Ciutat y no ver la clásica cabellera blanca de Besalduch entre las filas cercanas al pasillo principal. La neumonía que sufrió el año pasado le ha forzado a tener que cambiarse de ubicación: “Todos los paralíticos, como yo, tenemos el sitio en Gol Alboraya. Allí se ve muy bien cuando el balón está allí, pero cuando está en otra parte no te enteras. Me gustaba más mi sitio, pero no puedo ir porque hay que subir muchas escaleras, pero allí iba con amigos, hijos y familia”.


Preguntado por si su mujer le acompañaba, responde: “A mi mujer no le gusta el fútbol, pero una vez se vino conmigo y se puso un abrigo muy bueno, de marca. Pues terminó la primera parte y me dijo que se aburría y quería irse. Yo no me lo podía creer. ¿Y qué hago? Si la dejo irse sola, quizás aparece un desalmado y le roba el abrigo. Pues me quedé a la segunda parte. Se enfadó porque dice que tendría que haberla acompañado. Todavía me lo sigue echando en cara”.


El día D

Besalduch las ha vivido de todos los colores con el Levante: remontadas en el descuento, descensos dramáticos en las últimas jornadas, años y años sin ascensos… Pero tiene muy recientes sus tres peores recuerdos: el partido contra el Alavés, la eliminación en semifinales de Copa del Rey y el Ecijazo de la 94/95.


Las noches antes del partido contra el Alavés me despertaba a las dos o tres de la mañana y estaba cuatro o cinco horas sin dormir y luego me volvía a dormir esperando el día y la hora”, asegura. Sin embargo, la derrota no le pilló por sorpresa: “No pude ir por mi salud, no me encontraba bien y lo tuve que ver por la tele, pero yo intuía que entre tanto jolgorio y tanto revuelo... Y no me equivoqué. No me equivoqué. Te lo juro, eh. Intuía que íbamos a perder, mira si es grande la cosa. Esa bomba de ‘ya está, ya está’, pues al Levante le suele pasar eso. Nos ha ocurrido más veces, hemos visto cosas muy raras”.

"Al día siguiente de la eliminación copera frente al Athletic, fui al Ciutat y me encontré con el presidente llorando a mares".

Más en mente incluso tiene la eliminatoria copera frente al Athletic Club y la posibilidad de ver al Levante en una final: “Al día siguiente de la eliminación llegué al campo y me encontré con el presidente llorando a mares. Esa fue muy muy dura, quizás no tanto como esta por el tema de las pelas, porque hemos perdido 40 millones, pero la ilusión de aquella…”.


Un presidente cuyo reciente adiós ha marcado especialmente a Besalduch: “Su bisabuelo del Levante, su abuelo del Levante, su padre del Levante y él del Levante. Toda la familia es del Levante. Ahora la Directiva que ha entrado, no eran ni socios ni accionistas. La presidencia de Quico la hubiese firmado para toda la vida. Si hubiésemos ganado el último día está cinco años más. Si ese balón de Pepelu entra está cinco años más. Pero oye, ser presidente del Levante no es fácil. Para ser del Levante hay que tener una piel especial. El Levante es un equipo muy difícil. Y hay que tener mucha muleta, mucha muleta…”.


Más allá de un posible ascenso, la próxima ilusión granota de Besalduch es poder ver el Ciutat reformado por completo: “El campo se va a reformar, lo que no sé es cuándo, y quiero poder verlo porque hay muchas cosas que quizás ya no veo… ¿Tú sabes lo que son 90 años?


A portería vacía con... PEPE BESALDUCH



Qué significa ser del Levante para ti: Una felicidad.


¿Cómo te hiciste del Levante? Trabajando en la obra de uno de los edificios cercanos a Vallejo, desde el que se veía el campo. Estuve muchos años yendo a Vallejo con mi mujer y un cura de la parroquia de San Isidoro. Ahí también conocí mucho al notario don Ramón Grima, uno de los que puso mucho dinero para hacer el campo actual.


Tu mejor recuerdo en el Ciutat: Los ascensos. El jugador que más te ha marcado: Ernesto Domínguez, Carlos Caszely y Vicente Latorre.


Para ti el gol más importante de la historia del Levante ha sido… Diría alguno de los de Jerez, pero no pude ir porque tenía la tensión disparada y el médico me lo prohibió. Me quedo con el de Rubén Suárez para darnos el liderato contra la Real Sociedad o con alguno de los dos de Fernando Sales ante el Madrid Castilla para subir a Segunda División.


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