Los granotas dan un golpe encima de la mesa y remontan un encuentro que se puso cuesta arriba tras un mal inicio de partido
Golpe encima de la mesa del Levante. Sin un juego especialmente vistoso, pero eficaz y ordenado, el Levante entra por la puerta grande en los playoffs y encarrila una eliminatoria que solo se puede escapar con una derrota en el Ciutat por diferencia de tres goles.
Dicen que el playoff nada tiene que ver con el resto de la temporada. Y, efectivamente, en el Belmonte el guion de partido no fue el habitual. El Levante cedió la iniciativa al rival y esperó en su zona de confort: equipo agrupado en campo propio, buscando la referencia del delantero centro al pie y la velocidad de sus extremos en largo. Un plan que no salió bien los primeros minutos, con un Albacete hiperrevolucionado, que dominó y encerró a los granotas hasta que encontró el premio del gol. Sin embargo, la fuerza del Belmonte duró 30 minutos, el Levante supo tener paciencia y llevó el encuentro a su terreno. Por fin se vio un equipo con tablas, a la altura de lo que estaba en juego, que empezó a marcar el ritmo del partido. La adelantada línea defensiva del Albacete y las incisivas incursiones de Pubill fueron decantando una balanza que en cinco minutos cayó por completo del lado granota. Y la experiencia del equipo hizo el resto: desaparecieron las ocasiones rivales, el Levante durmió el partido y desquició a un rival y una afición impotente que, al grito de “Puta Levante”, vio como De Frutos ponía prácticamente imposible la eliminatoria con una nueva ayuda de Altube.
Parece que Calleja tenía razón cuando afirmaba que el equipo llegaba en el mejor momento. En Albacete apareció lo que más se había echado en falta durante la temporada: las individualidades. Volvió el mejor De Frutos, que centrado y en forma es un jugador diferencial en cualquier categoría, Brugué tiene la chispa ofensiva tan necesitada a lo largo del año, Bouldini mostró su versión generosa y la pareja Postigo-Pier firmó una nueva actuación muy solvente.
Salvo errores puntuales, el Levante de Calleja encaja muy pocos goles, por lo que el ascenso pasa por la creatividad y la eficacia de los hombres ofensivos. De momento, el miércoles toca certificar el pase a una final que el levantinismo espera con los brazos abiertos.
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