La facturación de la Tenda Granota se ha reducido progresivamente en los últimos tres años.
La vestimenta como “forofómetro”: El 15% de los aficionados acuden al Ciutat con la camiseta de su equipo.
La moda ha llegado a todas las edades. Hasta no hace mucho, la indumentaria futbolística se utilizaba solo para la práctica deportiva. Hoy, resulta habitual ver un fin de semana a niños, adolescentes y mayores de cualquier edad paseando por la calle ataviados con la camiseta de cualquier equipo de fútbol europeo. De hecho, los clubes han reducido considerablemente su oferta de otros productos de ropa de vestir ante el empuje del artículo más popular entre los fans: las camisetas. La variedad de productos como polos, jerséis, chándal, calcetines, pijamas, chubasqueros o sudaderas es más limitada que hace unos años. En promedio global, el 72 % de los ingresos por merchandising proviene de la venta de camisetas. En España se vendieron aproximadamente nueve millones de camisetas en 2020, no muy alejado de la competición inglesa que encabezó las ventas con 12 millones.
Se calcula que aproximadamente uno de cada siete aficionados granotas, el 15%, luce la elástica azulgrana en el Ciutat, con más presencia en las zonas de grada y goles que en la antigua tribuna (ahora llamada grada oeste). Tampoco hay barreras en la edad ni en el modelo de camiseta. No es extraño cruzarse en Orriols con abuelos y abuelas con la piel de rana.
Las camisetas son una fuente de dinero extra para el club más allá de los ingresos televisivos, el patrocinio o la publicidad estática. Las cifras hablan por sí solas. En el Levante, según se refleja en sus cuentas oficiales, las ventas comerciales de la temporada 2013/14 batieron récords rozando el millón de euros (973.000 €) que se redujeron a casi la mitad tres años después tras el descenso granota (494.560 € en la 16/17).
En los últimos ejercicios, la bajada de ingresos por este concepto ha sido progresiva: 801.410 € en 2019, 621.830 € en 2020 y 544.350 € en la última temporada contabilizada, 20/21, achacándose principalmente al cierre de los estadios por la pandemia. Es indudable que las rachas deportivas influyen en la demanda. Por eso las cifras de ventas en la Tenda Granota (Estadio, Colón e internet) de la temporada del descenso (21/22) se espera que sean como mucho similares a la temporada anterior. En diciembre se conocerá el dato oficial.
Pero ¿es más y mejor aficionado quien va con la camiseta al Estadio? No hay una respuesta segura pero es evidente que el atuendo se ha convertido en un “forofómetro”. La implicación de un hincha y su grado de identificación y simbiosis con los jugadores le lleva a ir a librar la batalla vestidos igual que ellos, como un soldado más, hasta el extremo de haberse convertido en una medida para poder calcular su pasión. En el siglo XXI, el nivel de entrega de la grada no solo se mide por los aplausos y gritos de ánimo sino también por los colores que luce. Saltar al césped del Nou Camp y ver miles de camisetas blancas del Eintracht de Frankfurt invadiendo medio estadio impacta. De hecho los alemanes vencieron ese partido (2-3).
Al fin y a la postre, lucir el equipaje marca un estilo, y como dijo la diseñadora Rachel Zoe, “el estilo es una forma de decir quién eres sin tener que hablar”.
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