Portería
Keylor Navas. El mejor portero que he visto y veré defender los tres palos de Orriols. Tenían que tirarle 20 veces para marcar gol. La cabeza de Caparrós la salvó él solo.
Defensa
Central: Sergio Ballesteros. Líder. Su sola presencia en el once infundía miedo al rival. El concepto de jerarquía elevado a la enésima potencia.
Central: Nano. Ejemplo de bueno, bonito y barato. Imperial el tiempo que estuvo aquí. El actor secundario ideal para la rocosa defensa que todos disfrutamos esos maravillosos años.
Lateral izquierdo: Juanfran García. En cuanto a lo deportivo, claro exponente del Levante odioso y marronero que tanto amamos. Mala sombra, entrega y garra a partes iguales. Imprescindible.
Lateral Derecho: Iñaki Descarga. Intensidad y galones. No hubiese desentonado en absoluto años después en aquel Eurolevante.
Mediocampo
Mediocentro: Vicente Iborra. Leyenda viva del levantinismo. En las buenas, en las malas y en las peores siempre ha estado en nuestras filas. Ídolo absoluto de grandes y pequeños. Rechacen imitaciones.
Mediocentro: Tomassi. Clase, elegancia y valores. No cayó en el mejor Levante posible pero se hizo un hueco en el corazón de muchos.
Extremo izquierdo: Barkero. La indiscutible piedra angular del mejor Levante de la historia. Se le caía la calidad de los bolsillos. Mediapunta fino y resolutivo. Varios de sus últimos pases a Koné están colgados en YouPorn.
Extremo derecho: Morales. El Messi de los pobres. Rompedor de records. Tremenda carrera en el club empañada por las formas en su salida. Desequilibrante y diferencial. Al césar lo que es del césar.
Delantera
Delantero centro: Arouna Koné. Una mala bestia. Potencia y finalización. Si no frena nos mete en Champions, en la Superliga y en Roland Garros. Agradecido, profesional y letal en sus actuaciones. Supercrack.
Delantero centro: Roger Martí. Gol. Por cifras, el mejor delantero de nuestra historia. Eficacia y buena colocación, con el hándicap (sí, hándicap), de ser de la casa con todo lo que ello supone.
Entrenador
Luis García Plaza. Cogió a cuatro chiquillos en Oliva y formó las bases del mejor Levante de la historia. Eternamente agradecido tanto a él como a Juan Ignacio por capitanear nuestros proyectos más exitosos.
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