Nueva ocasión desperdiciada para ocupar puestos de ascenso directo, que llena de dudas a un equipo al que le está pudiendo la presión en el momento clave de la temporada
El ascenso se ha convertido en una carrera de cojos y el Levante UD parece empeñado en quedarse descolgado. Una victoria en las últimas siete jornadas y 16 empates en toda la temporada. Pero el problema no son sus números, sino las sensaciones que transmite: el equipo se hunde, ha perdido la solidez defensiva, ofensivamente sigue igual de atascado que en la jornada 1 y nadie hace nada por remediarlo. La falta de líderes en el campo y la ausencia de autoridad desde el banquillo en una acción clave para el futuro del club, han sido la gota que ha colmado el vaso.
No puede ser que Campaña, el especialista en penaltis y uno de los jugadores mejor pagados de la plantilla, se pase media temporada lesionado y en un partido tan importante no se imponga para lanzarlo. Cobra lo que cobra para asumir la responsabilidad en días como hoy. Quiera chutar el penalti Wesley o Femenías.
No puede ser que, en rueda de prensa, el entrenador asegure que él creía que lo tendría que haber chutado Campaña y no lo haya hecho el sevillano. Denota una falta tremenda de autoridad y jerarquía dentro del club. No puede ser que, jugándote el ascenso, Bouldini pierda un balón absurdo en el medio campo intentando emular a Maradona, la defensa tarde siglos en replegar y hacer la cobertura y Rober Pier conceda tantas facilidades para que dispare uno de los máximos artilleros de la categoría.
No puede ser que, después de empatar un partido que parecía perdido, el equipo no tenga la jerarquía suficiente como para controlar el ritmo y orden del partido. Y eso que hoy brillaron especialmente algunos de los menos habituales, como Musonda en la primera mitad o Wesley e Ibáñez como revulsivos.
El equipo va hacia abajo, quedan solo seis jornadas y, salvo cambio radical, todo apunta a que la temporada no va a terminar en mayo… Las Palmas y Alavés marcarán el camino.
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