Las cuentas todavía salen para entrar en play off a falta de cuatro partidos, pero habría que rozar la excelencia y sacar cuatro de cuatro... demasiadas matemáticas.
El Levante llevaba 210 días sin ganar como visitante. 601 días que no lo hacía por tres goles de diferencia, precisamente frente al mismo rival groguet en el Ciutat. Pero el estimulante triunfo en La Cerámica (una alegría en medio del oasis granota) de poco sirve sin continuidad en casa. Hace 348 días que el Levante no gana dos partidos seguidos en Liga regular. Además, el índice de probabilidad de entrar en play off apenas supera el 5% a falta de cuatro partidos. Para alcanzar los 67 puntos que asegurarían el pase (puntuación que obtuvo el curso pasado el Alba, sexto clasificado) el Levante debería ganar los cuatro partidos que le restan, doce de doce puntos.
Ya no se trata de hacer realidad aquello de “ganar, ganar y volver a ganar” que fundamentaba la definición del fútbol que una vez enunció el técnico de Hortaleza, sino que a estas alturas nos quedamos más bien con el “partido a partido” del Cholo. De momento todo pasa por vencer al Eibar, rival que acaba de hacerle una manita a quien a nosotros nos sacó los colores en casa hace quince días.
Demasiado soñar, demasiado difícil. No somos optimistas. Al contrario. Quizás toque empezar a conformarse y bajar las expectativas.
Deberíamos afrontar esa difícil final del sábado atendiendo a las palabras de Arsène Wegner a Luis Enrique a propósito de su lamento por los palos en la semifinal parisina de la Champions. “Tardaron 45 minutos en jugar al ritmo que se necesita en Champions League. Y en un partido como este en casa necesitas poner al rival bajo presión desde el minuto uno. Porque si no lo haces sucede lo que ha pasado. Te marcan un gol de córner y prácticamente estás eliminado”.
¿Acaso no nos recuerda lo que ocurrió contra Cartagena, Amorebieta… y tantos otros? Ritmo cansino dejando pasar los minutos a ver qué pasa. No. Frente a los armeros solo vale salir a morder desde el inicio. Lo demás son especulaciones cutres y componendas callejeras que no sirven de nada y solo conducen al fracaso.
Y luego habrá que ganar en Elda, al Alcorcón de Nafti y viajar todos a Huesca para sacar los tres puntos… Demasiado soñar, demasiado difícil. No somos optimistas. Al contrario. Nuestra sensación es la contraria a lo que es el Madrid, tan de moda en estos días mal que nos pese a muchos: nunca falla cuando tiene que ganar. ¿Saben cuántas finales de Champions ha perdido? Tres de 17. Hace 43 años que el Madrid no pierde una final.
Quizá toque conformarse, bajar las expectativas, disfrutar yendo al campo, y tratar de armar un equipo joven y con talento de cara al futuro, con futbolistas que se partan la cara por el club. Quizá ha llegado la hora de empezar a aceptar la realidad. Eso o ir acostumbrándonos a perder. Aunque los números todavía nos salen… O no.
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